Cointa Jáuregui
Cointa Jáuregui Osés nace el 8 de febrero de 1875, en la villa de Falces (Navarra), tierra de gente trabajadora y tranquila, dedicada primordialmente a las labores agrícolas, en el seno de una familia que parecía vivir en paz en medio del clima de agitación que existía en la región.
Su hogar y el contexto geográfico le proporcionaron una niñez y adolescencia tranquilas. Asistió como todas las niñas de su edad, a la escuela de las Hermanas de la Caridad. Allí aprendió a leer y escribir, junto con el inició de una formación cristiana. A los 14 años fue a estudiar al internado de la Compañía de María, que era bien conocida en la zona por la educación integral que impartía.
Habiendo expresado su deseo de seguir a Jesús en la vida religiosa, ingresa en la Casa de Tudela. Tras un proceso de formación descubrió con gozo lo que significaba aquella misión educativa que le abría horizontes y le ensanchaba el corazón.
La Comunidad de Tudela preparaba una nueva fundación en Talavera de la Reina (Toledo) y Cointa fue enviada a esta misión en el año 1899. En esta casa estuvo dedicada a la tarea educativa, en la que sobresale por sus dotes pedagógicas y en el servicio de gobierno como Superiora, destacando por sus capacidades de relación y entrega, su humildad y prudencia, búsqueda de la verdad y fortaleza ante las dificultades.
De su años en Talavera queda el recuerdo de su creatividad y dinamismo que permitieron al Colegio hacer realidad la pedagogía de Santa Juana de Lestonnac, que tiene como objetivo el crecimiento integral de la persona como mujer y como cristiana.
De 1931 – 1939 fueron años difíciles para la Comunidad y el Colegio. La casa fue hospital militar y las religiosas tuvieron que seguir su tarea educativa en viviendas particulares. Ante la petición de fundación de un colegio en Badajoz, intentó responder a la demanda, pero tras una serie de problemas, volvió a Talavera. La Madre Cointa acompañó estos años con cercanía, valentía y fortaleza.
La última etapa de su vida, desde 1941 hasta 1954 transcurre en San Sebastián. Su envío a esta comunidad, fue fruto de un discernimiento en el que busca la voluntad de Dios en ese momento de la historia. Su vida ha dejado una huella profunda en las personas con las que vivió y en otras que han conocido su biografía…
En reconocimiento de su vida y sus virtudes el Papa Francisco la ha declarado Venerable el 22 de enero de 2015.
La fuerza del amor y de la verdad fueron la clave de su vida y acción evangelizadora, de su empeño en impulsar una educación humanista – cristiana.